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La liebre

Creo que todos hemos visto una liebre, y quizá algunos de ustedes hayan tenido la suerte de comer una. La liebre es un animal muy tímido, que huye rápidamente al primer ruido, pero la pobre, a pesar de su loca carrera, siempre es atrapada por los perros. Domesticar una liebre es algo difícil, pero es posible. Sé de un hermoso poema escrito por un tal Cowper, que habla de tres liebres: Puss, Peque y Bess. Estos tres pequeños fueron mucho tiempo las mascotas del escritor. Si encuentras una liebre es casi seguro que será de color café, pero en Europa hay algunas liebres blancas. Las liebres no viven en madrigueras, como los conejos, sino que hacen una casa muy parecida a un nido.

La cabra

Las cabras son tan útiles como una oveja y como animal doméstico es muy generoso. Su mayor placer consiste en trepar de una roca a otra, y para ello se vale de sus cascos, que están hechos especialmente para trepar. La leche de cabra es dulce y nutritiva y los montañeses fabrican un queso muy rico con base en ella. También hacen guisos con la carne de cabra, pero no lo hacen seguido porque es muy dura. La piel de la cabra se convierte en algo llamado cuero marroquí, y vitela. Y la piel de cabras más jóvenes se usa para hacer los guantes más finos. El pelo de algunas de las especies de cabras es suave y fino, y se teje en chales de hermosa textura.

La vaca

Las vacas son muy útiles para el hombre, al ser el suministro de leche y para prepararse mantequilla y queso. Cuando son chicas a las vacas se les llama terneros y su carne es muy tierna. Una buena vaca dará unos alrededor de quince litros de leche al día, pero mucho dependerá de la calidad del pasto con que se alimente. Uno puede saber la edad de una vaca gracias a sus cuernos, una vez que cumplen los tres años un anillo se forma cada año en la raíz de su cuerno, así que al contar el número de círculos uno puede saber su edad exacta. A veces se marca a las vacas con manchas negras, cafés y amarillas y al tenderse sobre un prado verde le añaden mucho encanto al paisaje.

La oveja

Las ovejas pueden hayarse en todas partes del mundo y son los animales más rentables. Su carne se consume en todas las naciones y se le conoce como carne de cordero. La lana de la oveja es muy valiosa y con ella se hace mucha de nuestra ropa. La mejor lana se produce por una raza de ovejas llamada Merino y es particularmente fina y cuesta muy cara. También se aprovecha la piel de la oveja y se usa para hacer las cubiertas de muchos libros. El tiempo de lavado y cizallamiento de las ovejas es particularmente intenso en una granja y puede ser muy interesante. A las ovejas más jóvenes se les llama corderos y es posible que hayas visto alguno saltando por el prado.

El lirón

En algunos lugares la gente suele llamar a este roedor “el durmiente”, porque duerme durante todo el invierno y la primavera, hasta que el clima está lo suficientemente cálido. Construye sus nidos en los árboles huecos o bajo los arbustos y durante el verano recoge una gran cantidad de nueces y bellotas para comer durante el invierno. Los lirones rara vez salen, excepto durante la noche, pasan el día escondidos en sus nidos, que llegan a ser muy cómodos gracias a varias capas de musgo. Los lirones son del tamaño de un ratón, sólo que más gorditos y con un pelo de color marrón rojizo.

El lirón americano es un bello animal con franjas en la espalda y con hábitos parecidos a los de las ardillas.

El burro

Es el más paciente de todos los cuadrúpedos y, a pesar de que muchos piensan que es el más obstinado, no es cierto, pero si es el más enérgico y complaciente si se le trata bien. Generalmente, los amos abusan de los burros, y no es raro que cuando veas a uno su piel esté magullada ¡pobrecitos! Espero que te compadezcas cuando veas a uno, medio hambriento y flacucho, arrastrando pausadamente una pesada carga de arena o tierra. La leche de burro es muy apreciada por los enfermos: en algunos casos, la leche de burro es lo único que puede tomar un enfermo. La cría del burro es muy vivaz y saltarín, muy distinto a su tranquila madre.

Fuente: Tame Animals, publicado en 1870 por George Routledge and Sons. Archivo original en Internet Archive