Louisa M. Alcott – Breve biografía
No sé si todavía sigan encargando en las escuelas leer a Louisa M. Alcott. Yo recuerdo haber leído Mujercitas muchas veces mientras crecía y sentirme identificada con Jo, con sus sentimientos encontrados de querer salir corriendo y querer portarse adecuadamente. Con su amor por las letras y las travesuras. Con sus fuertes sentimientos al enfrentarse a la injusticia. También recuerdo que durante navidad era más frecuente ver alguna adaptación en televisión, pero pocas veces la vi completa, eran fiestas, después de todo.
Louisa M. Alcott nació el 29 de noviembre de 1832, hija de Bronson Alcott.
Es importante decir que Bronson Alcott fue filósofo y maestro trascendentalista. Fundó varias escuelas en donde puso en práctica sus teorías educativas acerca de «estimular el pensamiento y despertar el alma». Después de quebrar terriblemente todas sus empresas se dedicó a escribir sus teorías y a intercambiar correspondencia con otros pensadores de la época.
Mientras Bronson Alcott se encargaba de las tareas de la mente, su esposa, Abby May, trabajaba para obtener el sustento para la casa. En ese momento la familia consistía en cuatro niñas que se educaban en casa bajo la vigilancia de su padre y de visitas de personas ilustres como Nathaniel Hawthorne o Henry David Thoreau.
Louisa M. Alcott comenzó a trabajar desde joven para ayudar a sostener la casa. Fue maestra, costurera, institutriz y finalmente escritora. Durante la guerra de secesión fue enfermera por seis semanas (entre 1862 y 1863) en donde recibió varias dosis de calomel (cloruro de mercurio) como parte de los tratamientos que se administraban comúnmente en la época.
Publicó su primer libro, Fábulas de Flores, en 1854; y un segundo, Escenas de la vida de un hospital, en 1863. Poco después su editor le hizo la petición de que escribiera un libro para niñas, ya que había poco material para ese público. Paradojicamente, Mujercitas un proyecto que inició con ayuda de su padre. Durante muchos años él discutió con ella la necesidad de escribir historias sencillas en donde los niños triunfaran sobre el egoísmo y el enojo.
Mujercitas es una novela autobiográfica donde Louisa M. Alcott retrata su adolescencia y, más importante, el carácter de su familia. Es irónico que la persona que más haya influido en este libro, tuviera una participación tan pobre. Bronson Alcott quería que todas sus hijas fueran “mujercitas” y también quería que Louisa escribiera. Sin embargo fue con ella con quien más roses tuvo toda su vida. Se dice que no le agradaba su carácter agresivo, caprichoso y violento; que era todo menos lo que él consideraba femenina.
Pero, a pesar de la clara imagen que el padre tenía de lo que debía ser una mujer, este renunció a su papel de proveedor y permitió que fuera su esposa la que lo asumiera en cuanto comenzó a trabajar para mantener a su familia. Louisa era tal como su madre, y para ambos, y para la sociedad, eso era inaceptable. Esta situación hizo que Louisa pensara e hiciera como un hombre, mientras se comportaba de forma femenina.
Lamentablemente, a pesar de ser un libro hermoso, Mujercitas constituyó un castigo para Louisa M. Alcott. Jo era su reflejo y tuvo que pagar todas las culpas que la autora pensaba que tenía sobre ella. El ejemplo más contundente fue la muerte de su hermana, culpa de Jo en la novela; y sin embargo culpa de su madre en la vida real.
Podría cerrar con que el mayor dilema que enfrentaban Louisa M. Alcott y Jo fue la norma que impuso la sociedad en su tiempo de lo que es bueno y malo, ya que bueno y malo significaban distintas cosas según fueras mujer u hombre.
Debido al éxito de Mujercitas, Louisa M. Alcott continuó escribiendo historias del mismo tipo, a pesar de que éstas no eran de su completo gusto. Pensó en sacrificar su arte debido a que el público pedía más de sus historias. Sin embargo puede encontrarse todavía algunas obras que escribió bajo el seudónimo de A. M. Barnard, donde se sintió libre de explorar todo tipo de temas, como lo eran el adulterio y el incesto.
A pesar de su tormentosa vida, Louisa M. Alcott estuvo comprometida con el movimiento abolicionista y el sufragismo. Murió el 6 de marzo de 1888 a causa de envenenamiento por mercurio, contraído durante su servicio en la guerra.